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FICHA TÉCNICA:

Origen: Viñedo Casas Viejas. San Carlos. Mendoza.

Cepajes: 100 % Sauvignon Blanc.

Fecha cosecha: 5 de junio de 2018.

Cantidad: 7200 botellas.

Alcohol: 15,0 % vol.

Azúcar: 38,70 gr/lt

Acidez: 6,97 gr/lt

PH: 3,45

Fecha de la puesta en botella: 27/07/2020

Crianza: 24 meses en barricas de roble francés.

Guarda: mínimo 10 años.

Temperatura de servicio: 13° C.

Aunque se sugiere servir a 10° C ya que es un vino que

se toma lentamente y se va calentando en la copa.

Acompaña muy bien foie gras de pato, pato a la naranja y quesos azules. Degustar con frutos secos,

postres como cassatta siciliana y mil hojas. Ideal con chocolate amargo.

ELABORACIÓN:

Una vez determinado el momento de cosecha por degustación, grado de deshidratación y

análisis periódicos de la parcela elegida, se vendimió a mano en junio, con temperaturas

cercanas a 0° C, con especial cuidado en seleccionar los mejores racimos y transportados a la

prensa en cajas. Se prensó junto con los escobajos bien maduros durante 24 horas,

obteniéndose, de esta manera, un mosto que semejaba una miel o néctar de uvas. Un prolijo

desfangado del mosto lo dejó brillante. Luego, se pasó a barricas para realizar la fermentación,

operación que comenzó con bríos y fue ralentizándose a medida que el alcohol aumentaba

hasta llegar, casi de forma imperceptible, a su notable alcohol y restos de azúcares.

Estuvo contenido pacientemente en barricas durante 24 meses, momento en el cual se decidió

pasarlo, mediante suave filtrado, a botellas. A partir de ahí, comienzó su larga guarda en la cava.

DEGUSTACIÓN:

Este vino ‘habla’ en la copa; habla de opulencia, de espesura, de color amarillo intenso y

brillante con reflejos oro viejo.

Al acercar la nariz priman las notas confitadas y tostadas. Agitando se desprenden aromas de

frutas blancas como el membrillo, banana, mermelada de durazno, florales que recuerdan a la

flor de acacia y de frutos secos como las pasas de uva y los damascos. Finalmente, aparecen

recuerdos de miel de flores blancas, vainilla y pan tostado.

En boca, la primera sensación es un ataque dulce con gustos de confituras, sutiles toques

alimonados y de frutos secos que recuerdan el damasco, las pasas de uva. Las sensaciones se

van multiplicando y se percibe una acidez equilibrada que le brinda frescura. Con el paso del

tiempo persisten los dulces, la miel, los sabores tostados, que envuelven toda la boca.